viernes, 13 de enero de 2012

¿Evadirse o no hacerlo?

Salió a la calle. Una vez más. Un día más. Alzó la mirada hacia el cielo. Cuántas veces había deseado perderse en aquella inmensidad azul, sin ruidos, sin gente, sin preocupaciones, sin televisión, sin radio, sin gritos, sin agobios, sin penas, sin dolor, sin incertidumbres, sin dudas. Sin nada. Sólo ella y el azul.
Bajó la mirada, respiró hondo. Echó a andar. Una vez más. Un día más. Sólo aguantó veinte pasos. Cerró los ojos. Se dejó llevar. Ya no escuchaba. Ya no había ruidos, ni gente, ni preocupaciones, ni televisión, ni radio, ni gritos, ni agobios, ni penas, ni dolor, ni incertidumbres, ni dudas. Sólo ella. Sólo su azul. Tranquilidad. Silencio. Paz.
Decidió quedarse allí. Decidió ese mundo en vez del suyo. Y de repente, sintió frío….

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